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Monday, April 20, 2009

!BUENOS DIAS RAUL!, Cuento Por : José R. García



Raúl aún luchaba contra su voluntad. El calor de la cama y el frío de la mañana se conjugaban para hacer placenteramente su estadía en la acogedora alcoba.

Observando la hora en el reloj, sabía que debía leventarse para asistir a la escuela. Extrañaba que la cariñosa y suave voz de su madre no le despertara como era la costumbre, pero más extraño era aún que esa mañana Lily, su perrita poudle, no se había subido a su cama como lo hacía cada día, al amanecer. A falta de lo que era la costumbre, Raúl sintió una sensación de ansiedad y curiosidad, por lo que se disparó de la cama como si se tratase de un cohete a reacción, algo a lo que no acostumbraba.

Inmediatamente , casi desnudo, provisto apenas de unos pantaloncillos blancos se trasladó al comedor de la pequeña casa. Como no vio nada allí, supuso que encontraría a su madre en la cocina, por lo que se dirigió a ese lugar en miedo del que comenzaba a sentirse presa. Los ruidos habituales dela casa, junto a los del exterior, parecían por el momento no existir. Al llegar ala cocina el estupor fue mayor, pues la encontró vacía, a lo que se unió la amarga realidad de que Lily no corrió a sus pies.

Ante tan dramática extrañeza gritó desesperadamente : !Mamá!, !Lily!, !Mamá!, pero ni si quiera el eco le respondió. Corrió al cuartode su madre, abrió bruscamente la puerta y al penetrar no encontró más que una tranquilidad absoluta. Luego de escapar como fiera hambrienta por toda la habitación, recorrió en solo segundos toda la casa, y desesperado se sentó a ras del piso en medio de la sala y gritó a todo pulmón: !Dios mío! Dónde está mi madre?,! Lily por Dios aparece! Dónde se han ido?, sin pensarlo más salió en pantaloncillos a la calle donde la angustia aumento casi al límite de la locura. Dónde están todos? Dónde se han ido? Qué día es hoy?...Las preguntas sugian a borbotones, pero todas sin respuestas.

Raúl se encontraba en medio de la avenida mayor, que pasaba frente a su residencia, en calzoncillos, completamente solo. Era increible que una avenida tan transitada todos los días y a toda hora estuviese completamente muerta; nadie caminaba por las aceras, sólo se sentía el leve sonido del viento, ya que ni el trinar de los pájaros se escuchaba. Casi ahogado por los sollozos y el sudor Raúl corrió a su casa para llamar por teléfono.

Cuando descolgó el auricular el aparato estaba completamente muerto, sin nada de electricidad. Parecía que el mundo entero se puso de acuerdo para dejarlo solo ese día. !Dios mio! Qué está sucediendo? Qué ocurre, a dónde se han ido? Qué pasa? !Por Dios! Que pasa? Otra vez las preguntas sin repuestas.

Como si una fuerza sobrenatural lo empujara Raúl salió desesperado del solitario hogar. Sin sentido y sin dirección empezó a correr por toda la ciudad, la cual parecía un pueblo fantasma extraído de una leyenda de terror. A medida que avanzaba, más rápido latía su corazón. En pocos minutos llegó a la calle comercial más activa del momento. Pero allí no había más clientes y transeúntes que la soledad. Extenuado sin que pudiera aceptar la realidad, se acomodó en un banco en unintento por tranquilizarse. La respiraciónera tan agitada que sentia ahogarse. A cabo de unos minutos dejó aquel lugar y siguio con la sola compañía de una desesperación que se agitaba con el discurrir de los segundos.

El extraño paisaje no dejaba de impresionar a Raúl. Todas las tiendas lucían abiertas, repletas de mercancías, pero vacías de gentes. A todo lo largo de la calle comercial aparentemente sólo estaba con vida Raúl. La luz del día y del viento que soplaba insistentemente en su piel era la única sensación de vida que sentía aquel muchacho en su derredor. Y una y mil veces se preguntaba, Dónde estarán los demás? Se habrán perdido? O se preguntaba Me perderia yo? El agotamiento, que como la muerte del día iba prograsando lentamente, se adueñaba de Raúl.

Ya casi no tenía fuerzas para correr y mucho menos seguir gritando como lo había hecho. Ya en el crepúsculo, la silueta de Raúl se veía vagar sin fuerzas, sin esperanzas. Sa había reducido a la minima expresión. Solo fugases pensamientos torturaban su quebradiza mente. Poco a poco, ya exague decidió desconectarse por el momento de la actividad física, por lo que cayó como una pluma en el duro pavimento de la calle.

Al despuntar el día siguiente, la luz del sol acariciaba cálidamente su frío rostro. Sin la menor preocupación, y en la máxima soledad, se levantó con la apariencia de un zombie de película mediocre.

Un nuevo día acababa de empezar para Raúl, que reanudó su caminata por los senderos de la soledad, sin el mínimo sentido del miedo. Con su mente pura y en blanco, Raúl había emprendido un largo viaje.

En Memoria de Odalis Roa

1 comment:

Medussa said...

Y como espero yo despertar tambien, y poder decirle "Buenos Dias!"